fbpx

55 6810 1894

hola@puntodepartida.org.mx

Aviso de privacidad

Desde el modelo sistémico diferentes escuelas han desarrollado teorías sobre las relaciones familiares en los trastornos alimentarios, asociando determinadas características de las familias a la aparición y mantenimiento del trastorno. - Mtra. Ana María Rodríguez

Terapia familiar sistémica en los trastornos de alimentación

Por. Mtra. Ana María Rodríguez

Los trastornos alimentarios deben entenderse a la luz del desarrollo y del contexto en el que se construye el sujeto, Shwart et al. (1985) proponen un modelo psicosocial de adaptación en el que se relacionan los diferentes contextos con la construcción de la personalidad y la mutua influencia entre estos y la persona. Por un lado los valores y normas de una cultura dada influyen en la familia, la cual desarrolla sus modelos e ideales sobre la base de los valores culturales. La familia influye en el desarrollo del sujeto el cual tendrá unos valores e ideales, una vulnerabilidad psicológica específica dependiendo de las influencias del ambiente y una vulnerabilidad biológica determinada por factores hereditarios, congénitos y del desarrollo. Sobre el sujeto también influyen el grupo de pares (amigos, compañeros de estudio y trabajo) con sus modelos e ideales. El contexto sociocultural, la familia, el grupo de pares y el individuo son interdependientes y junto con las experiencias de vida van a determinar que un sujeto desarrolle una personalidad adaptativa o no. El sujeto, con su personalidad ya conformada, interactuará a su vez con el contexto e influirá y será influido por éste en una relación circular.

Entre los antecedentes de los trastornos alimentarios (TA) encontramos aspectos individuales, familiares y culturales. A nivel individual es especialmente importante el grado de separación e individuación alcanzado por el sujeto, lo cual está íntimamente vinculado al desarrollo de la identidad. Si este proceso no se da en la familia de una forma adecuada, los hijos estarán a merced de la opinión ajena y la falla de su propia autoestima, unida a la presión social, hará que la apariencia cobre una importancia desmedida.

Los TA son trastornos multideterminados en el que los niveles biológico, psicológico y social influyen decididamente en su aparición y mantenimiento. A nivel biológico las alteraciones que se producen en el organismo debido a la malnutrición y las conductas purgativas deben ser tenidas en cuenta para no confundir las manifestaciones psicológicas debidas a alteraciones somáticas con trastornos de la personalidad, ni con interacciones familiares disfuncionales. Por otro lado el abordaje puramente somático es necesario ya sea normalizando las constantes vitales, recetando fármacos psicótropos, o regulando una dieta adecuada. A nivel psicológico son muy frecuentes las alteraciones de la personalidad previa y junto a la deficiente autoimagen y baja autoestima que se asientan sobre una base depresiva, se ven incrementados por las conductas alimentarias disfuncionales. Estas alteraciones psicológicas deben ser estudiadas en detalle para incluirlas como objetivo terapéutico. A nivel social, la moda de la delgadez y el éxito en la sociedad occidental, hace que personas susceptibles sean más vulnerables a padecer trastornos alimentarios. Por otro lado, las relaciones familiares pueden tener unas características, especialmente la dificultad de autonomización de sus miembros y las alteraciones de la comunicación, que son terreno abonado para la aparición de trastornos alimentarios en personas susceptibles. Estos factores, junto con acontecimientos vitales estresantes (separaciones, pérdidas, fracasos.), pueden jugar un papel etiológico y, cuando el TA está establecido, actuar como factores de mantenimiento

Woodside et al. (1993) plantean que los problemas en los niveles psicológico, biológico, familiar y social llevan a una baja autoestima, adquiriendo la apariencia física un valor desmedido, por lo que se inicia la lucha contra el peso imponiéndose una dieta restrictiva que consigue elevar la autoestima al adecuarse al ideal de delgadez imperante en nuestra sociedad pero puede llevar a la anorexia nerviosa que provoca inanición reduciendo la efectividad, con la consiguiente disminución de la autoestima, y nuevos problemas en los niveles antes citados. Otro camino para mantener el peso “ideal” es comer compulsivamente a base de atracones y evacuar la comida mediante el vómito o el uso de laxantes desarrollándose la anorexia bulímica y la bulimia nerviosa que llevan a su vez a un empeoramiento bio-psico-social al incrementar los problemas iniciales y crear nuevos debidos a alteraciones biológicas desencadenadas por el vómito (por Ej. alteración en la recaptación de serotonina). De manera que, una vez más, los factores biológicos, psicológicos y sociales configuran un contexto en el que aparecen y se mantienen los trastornos alimentarios. El clínico deberá tener en cuenta todos los sistemas que conforman este contexto a la hora de entender y abordar patologías tan complejas como los trastornos alimentarios. El pretender centrarse en uno de los elementos sin tener en cuenta el conjunto del contexto lleva a “terribles simplificaciones” que favorecen la cronificación del cuadro clínico.

Desde el modelo sistémico diferentes escuelas han desarrollado teorías sobre las relaciones familiares en los trastornos alimentarios, asociando determinadas características de las familias a la aparición y mantenimiento del trastorno. Los tres modelos principales son: estructural, comunicacional y transgeneracional.

A. Modelo Estructural.

Minuchin, 1974; Minuchin et al. (1975); Minuchin, Rosman y Baker (1978) hablaron de la «familia psicosomatógena», en la que incluían a las familias de anoréxicas, caracterizándola con las siguientes pautas transaccionales:

Aglutinamiento: los límites entre subsistemas están poco diferenciados, la resonancia emocional es intensa y la diferenciación interpersonal es pobre, dificultándose la autonomía de sus miembros.

Sobreprotección: Existe un alto grado de preocupación por el bienestar de los demás miembros de la familia. Los padres son sobreprotectores, retrasando la autonomía de los hijos, y éstos sienten una gran responsabilidad por proteger a la familia.

Rigidez: Hace que la familia no se adapte a los cambios, siendo más vulnerables a los acontecimientos externos y dificultando el normal desarrollo de sus miembros.

Falta de resolución de conflictos: Las anteriores características hacen que el umbral para el conflicto sea muy bajo, los problemas no se resuelven, ya sea negando su existencia o no negociándolos.

Involucración del niño en el conflicto parental. El síntoma del paciente es el «factor clave» que regula el sistema familiar. Los padres tienen problemas de pareja y evitan el conflicto formando una «tríada rígida» con el hijo sintomático mediante tres tipos de maniobras: a) Rodeo: se centran en exceso en el hijo problema para evitar afrontar sus problemas de pareja, b) Triangulación: los padres «tironean» del hijo para que se ponga de su parte y c) Coalición estable: el hijo se une con un padre contra el otro.

Finalmente la vulnerabilidad fisiológica del niño jugaría un papel en el desarrollo del trastorno.

B. Modelo comunicacional.

Selvini (1974) planteó que las familias con una hija anoréxica tenían las siguientes características:

Tienen problemas de comunicación al intentar cada miembro imponer las reglas de la relación.

Rechazan la comunicación del otro, siendo frecuente la contradicción.

Los padres no asumen el liderazgo, haciendo que la enfermedad lo asuma y ninguno está dispuesto a asumir responsabilidades cuando algo sale mal

Existen alianzas y coaliciones negadas que son «el problema central». La anoréxica se encuentra triangulada con los padres, supliendo secretamente en cada uno, las carencias que tiene con su cónyuge. Los síntomas aparecerían cuando este equilibrio se ve amenazado al llegar la adolescencia. En familias con más miembros las hermanas odiarían secretamente los privilegios de la paciente.

Los padres tienen una desilusión recíproca que son incapaces de reconocer y ocultan detrás de una fachada de respetabilidad y de unidad conyugal. Su relación es simétrica, de manera que luchando por ser el más sacrificado, intentan ganarse a la hija para su bando de una manera encubierta. «Es un sistema en que toda comunicación tiene una probabilidad tan alta de ser rechazada, el rechazo de la comida parece estar en plena concordancia con el estado interaccional de la familia. Más aún, está en perfecta sintonía con la actitud sacrificial del grupo, en el cual el sufrimiento es el mejor movimiento en el juego de estar arriba» (Selvini, 1974).

En 1988, Selvini y Viaro reformularon la teoría, describiendo la anorexia como el resultado de un proceso en la historia de la organización relacional de la familia. Este proceso se inscribe en un «juego familiar» desarrollado a partir de un conflicto parental en el que la futura anoréxica se implica. A nivel etiológico Selvini et al. (1988) considera que la anorexia nerviosa es el resultado de la confluencia de: a) Factores específicos de la cultura occidental (opulencia versus delgadez,

posición central del hijo en la familia y prolongación de la adolescencia) y b) La modalidad organizativo-evolutiva de las interacciones en la familia que se basa en el concepto de «juego familiar», el cual hace referencia a que el comportamiento de un individuo es un movimiento en un juego entre varios jugadores.

Desde el paradigma sistémico, Selvini y su escuela integran los niveles, biológicos, psicológicos y sociales, yendo más allá del nivel microsocial familiar, para explicar el desarrollo de los trastornos alimentarios. Esto supone una evolución importante frente a los reduccionismos que pretenden explicar el cuadro clínico desde un único nivel.

C. Modelo Transgeneracional.

White (1983) siguiendo el modelo transgeneracional desarrollado por Boszormenyi-Nagy, (1965), Boszormenyi-Nagy y Sparks, (1973), Bowen (1978, 1979) y Stierlin (1979), describe a las familias de las anoréxicas como sistemas rígidos de creencias implícitas que se transmiten de generación en generación. Las características de estas familias serían las siguientes:

Lealtad. Las familias de anoréxicas valoran mucho la lealtad hacia la tradición familiar y hacia los demás, lo cual impide la aparición de alianzas explícitas y las relaciones entre iguales; la lealtad hacia la familia extensa hace excesivamente permeables los límites familiares, permitiendo el intrusismo de los abuelos.

Prescripción específica de un rol para la anoréxica. A las mujeres en general, y a la futura anoréxica en particular, se les fomenta el ser sensibles, entregadas y sacrificadas por el bien de la familia.

Clarividencia: Los miembros de la familia tienen la convicción de que pueden «ver» en sí mismos y en los demás y conocer la verdad última de las conductas.

En estas familias la individuación de sus miembros se ve seriamente dificultada, así como la solución de problemas, favoreciendo la vulnerabilidad cara al trastorno alimentario. En 1986 White aplica el modelo cibernético para explicar el desarrollo de la anorexia y añade la influencia del contexto social en su aparición. En cuanto al contexto social destaca el estereotipo de los sexos en una sociedad patriarcal, basándose en las siguientes premisas: a) para que una mujer sea valorada debe mostrarse dependiente y realizarse emocionalmente cuidando a los demás, b) para sentirse digna y valiosa debe conseguir el ideal de delgadez y c) la colaboración en la mujer se ciñe a suministrar alimentación. Estas premisas suministrarían un contexto en el que se facilita el desarrollo de la anorexia al constituir una forma paradójica de «encontrarse a sí misma perdiéndose», afirmarse dejándose morir.

Se puede concluir que en los trastornos de la conducta alimentaria, es indispensable incluir la terapia familiar sistémica para el logro de mejores resultados.

Atte. Mtra Ana Ma Rodriguez V.

¿Alguien que conoces necesita ayuda?

¿Tienes un familiar o un amigo que se resiste a recibir tratamiento?
¿Conoces a alguien que tiene miedo a dar el primer paso?

¿Necesitas ayuda?


55 6810 1894

55 5135 5298

hola@puntodepartida.org.mx

CONTACTO

Abrir chat
Chatea con nosotros