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En estas fechas, el acto de beber parece estar muy justificado. Sin embargo, este año, aparenta haber una perdida de la estructura, no hay un ambiente festivo y de alguna manera se intuye que ha habido un Reyes Guadalupe, que comenzó en marzo a partir de la idea de permanecer en casa. - Alejandro García Araneda

Guadalupe Reyes en el año de la pandemia.

Por. Alejandro García Araneda

Desde la madrugada del 12 de diciembre se escuchan los cohetes de los pueblos y barrios de la ciudad de México, en la televisión desde las 12 de la noche se le cantan las mañanitas a la virgen de Guadalupe, pero este año los miles de feligreses no están invitados a verle de cerca. La razón es la misma que ha llevado a celebrar cumpleaños, aniversarios y hasta bodas a puertas cerradas. En nuestro país, es conocido el maratón Guadalupe Reyes, como aquellas fechas en donde se comienza a beber el 12 de diciembre y se acaba el 6 de enero y parecería, como lo es propiamente nuestra cultura, un acto definitivamente alcohólico, y de cumplirlo a cabalidad, probablemente lo sea. Como ese hay muchos reforzadores culturales, para que se del famoso binge drinking (grandes cantidades en cortos periodos de tiempo) y en estas fechas, el acto de beber parece estar muy justificado. Sin embargo, este año y gracias a lo mencionado, aparenta haber una perdida de la estructura, no hay un ambiente festivo y de alguna manera se intuye que ha habido un Reyes Guadalupe, que comenzó en marzo a partir de la idea de permanecer en casa.

En los datos estadísticos que investigué hay datos interesantes, sin embargo, los datos no son concluyentes, debido a que muchas de las iniciativas de estos estudios se vieron afectadas por el recorte presupuestal. Por otro lado, si bien basado en mi experiencia han llegado a nuestras puertas muchos casos con problemas, el consumo ha bajado en cuanto a que se han cerrado bares y restaurantes, así como han disminuido los eventos masivos en donde también está presente el consumo. Lo que, si ha sucedido, es que las personas han comenzado a consumir para acabar con sentimientos de angustia, ansiedad, depresión y aburrimiento, esto cambia la idea del consumo lúdico, del festejo, hacía el manejo emocional y asuntos de salud mental asociados directamente a la pandemia, es decir el consumo como una forma de automedicación.

También ha comenzado a haber un crecimiento en cuanto a solicitudes de ayuda por violencia intrafamiliar, así como abusos de tipo sexual dentro de la familia.

En los datos estadísticos que se presentaron en el 2020, en el mes de septiembre, en un webinar por inebria y la organización panamericana de la salud se compartieron los siguientes datos, el consumo de alcohol en la población en el año 2019 fue del 75.8% mientras que solo entre marzo y junio del 2020 fue del 63.4% en cuanto al episodio de consumo excesivo en el 2019 fue de 49.8% en el 2019 y de marzo a junio del 2020 fue de 32%. Estos datos fueron conformados de la siguiente forma, en el caso de los hombres, en el año de 2019 el 62,7% de los hombres presento estos consumos excesivos, mientras que en el 2020 en el primer trimestre de la pandemia fue el 42,3% y en el caso de las mujeres en todo el 2019 fue el 43,5% y para el primer trimestre de la pandemia fue el 26,6% no sabemos con exactitud cual será el recuento de los daños a mediano y largo plazo, lo que si sabemos, es que personas que no tenían un problema claro o grave por consumo al inicio de la pandemia, ahora ya lo tienen.

Por otro lado, la pandemia ha venido a agravar el tema económico en nuestro país, con crecimientos de un digito al principio de la pandemia que ya se presentaba como un problema social, económico y de seguridad importante, contra una contracción de -9% para este año, esto va a traer bajo el brazo severos problemas de inseguridad, pobreza y marginación. Y al no contar con servicios de salud mental, ya que los presupuestos están todos volcados hacía el tratamiento del coronavirus y a tratar de rescatar los servicios de salud que están colapsados vamos a tener una sociedad con una crisis en materia de seguridad y también, vamos a tener problemas de violencia graves.

En el reporte mundial de drogas que se produce por parte de la ONU, se señala que el tema de las drogas podría parecerse en lo económico a lo que sucedió con la caída de la bolsa en el año 2008. Se cree, que a partir del COVID por el cierre de fronteras y la disminución de los vuelos, muchos de los estupefacientes que se introducían de forma ilegal a Estados Unidos no lo lograron, por lo que se presentaron dos fenómenos, por un lado en el vecino país tuvieron menos acceso a las drogas, llevando a quienes las usan a buscar alternativas a veces más perjudiciales, a cambiar la vía por la que se consumen, es decir puede haber más gente inyectándose y al mismo tiempo el dinero que se utilizaba en prevención y tratamiento se va a reducir. Al haber menos dinero los carteles, comenzaran a buscar nuevas formas de hacer llegar sus productos o de abaratar sus costos y por la pobreza habrá más personas dispuestas a trabajar para el narco y hacerse de sus drogas. Por otro lado, en países productores como México, veremos un repunte en la venta de sustancias entre nuestros jóvenes, porque mucha de la producción se quedará aquí. En nuestra experiencia en el día a día, hemos comenzado a ver que llegan a recibir nuestros servicios personas que consumen cristal o heroína, sustancias que antes únicamente se usaban en ciudades fronterizas. También sabemos que en ciudades como Puebla la heroína se a convertido en una droga de uso común, eso hasta hace muy poco tiempo era poco frecuente, ya que la gran mayoría de los opiáceos que se producían en el estado de Guerrero y Oaxaca eran exportados para su venta en el mercado estadounidense.

Para este final de 2020, podemos decir que el cannabis es la sustancia más usada y que los opioides han sido los que más fatalidades han causado. Aproximadamente 192 millones de personas usaron cannabis en 2018, convirtiéndola en la droga más usada a nivel mundial, en comparación, 58 millones de personas usaron opioides, de las muertes por drogas, el 66% de las 167,000 muertes provocadas por el uso de drogas pertenecieron a los opioides.

A pesar de estos datos, aun no estamos seguros de las consecuencias de la pandemia, aun estamos en ella. Muchos estudios fueron interrumpidos en marzo, algunos reabrieron en septiembre, pero otros quedaron en el tintero. Las actividades económicas se verán obligadas a ser reabiertas de forma paulatina y sin lugar a duda, las prioritarias estarán enmarcadas en llenar necesidades de salud y alimentación. Probablemente volvamos a ver emergencias en salud mental, pero pocos se preocuparán por atenderlas. Va a pasar un largo tiempo, antes de poder llevar a cabo un recuento de los daños, que nos permita ver con claridad los efectos de la pandemia en las adicciones.

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